jueves, 30 de diciembre de 2010

Fin e inicio de año

Intentando comprender y proyectar lo vivido el 2010, van unas notas sucias e inverbes. El 2010 empezó con un terremoto, así de simple, en Chile vivimos el terremoto que dejó a miles de personas sin casa, entre ellos y momentáneamente a mi mamá. Pero nadie creyó que hasta ahí llegaba todo, una vez más había que pararse y enfrentar los problemas, es que para eso es la vida, para superar con una sonrisa esperanzadora cada uno de los interminables problemas, así que después del terremoto con esperzanza y fe aterrizamos en Barcelona.

BCN es una gran ciudad, no porque sea verdaderamente inmensa o porque viva mucha gente, sino porque hay habitantes de casi todas las culturas, conviviendo con gente tan tradicionalista como nadie se podría imaginar. Los catalanes resguardan su cultura, es su mayor tesoro y lo saben, por eso la mayoría de las personas intenta aprender algo de catalán, participar y disfrutar como lo hacen ellos de las fiestras tradicionales, las recetas, cuentos, historia o juegos. Aún así la convivencia entre tantas personas no es fácil y se nota, cada vez más- según cuentan- surgen problemas porque la gente no se acepta, no se conoce, no se aprecian y respetan, hay tolerancia, como corresponde a cualquier ciudad de la época, pero con una gran cuota de desinterés por el otro. En todo caso es vital destacar que hay mucha gente con un genuino interés en acompañar a los recién llegados, ya sea con palabras, trabajo y compañía, suena idealista y nadie me lo creerá, pero es cierto como cierto es todo lo que uno ha vivido.

Hasta el momento cualquier evaluador de Becas Chile o un transeúnte que sabe que estoy estudiando y no conociendo una nueva cultura, podrá juzgar el párrafo anterior como una pérdida de tiempo, pero los primeros meses recibí un consejo de Alicia, una de las cientos de chilenas que estudia en BCN: acá estás viviendo, no tan sólo estudiando.

Vivir es el sentido de rescatar todo lo anterior, como del año que viene. Estudio y mucho, pero sientiendo que acá estoy viviendo, eso significa que hago lo que hacía en Chile, focalizada en la tesis y abierta a más cosas, porque esa es la vida para mi. Primero estoy con mi esposo, que es la razón para sonreir cada mañana y cada vez que regreso a la casa de la UB, luego tengo una casa; un lugar en el mundo que comparto con mi esposo y que me encanta por su sencillez, siguiendo tengo una forma de vivir comunitariamente en el Casal, espacio donde conozco el paso de Dios en la vida de los demás, además he conocido estudiantes como yo que están dispuestos a enseñar mucho y disfrutar las diferencias, además tengo una ciudad que huele, que sube, baja, se abre, se cierra, colapsa, celebra, etc. Una ciudad que me invita a sentarme en el parque, a caminar por la playa, recorrer sus calles antiguas o sus siempre templadas bibliotecas.

Sin duda el mejor de los platos servidos este año fue la UB, es que desde acá me abro al mundo de la investigación, para la tesis y en equipo, he profundizado en los procesos educativos formales e informales, he descubierto el uso de los programas estadísticos, he cuestionado las razones para usar tal y tales instrumentos, he sentido la alegría de conocer y de querer conocer más, de plantearme preguntas. He conocido términos como humildad y reconocimiento a la trayectoria. Los docentes y estudiantes de las ues son personas trabajando por hacer una sociedad mejor, esforzándose con su intelecto y pasión por construir conocimiento, yo siento que estoy en esa línea, dando lo mejor de mi para hacer de mi investigación un trabajo responsable, ético, vigoroso, útil y consistente.

Es que este año 2010 he estado construyendo y voy al 2011 en ese camino, poniendo mi ser en construir, sabiendo que no lo hago sola porque no podría y porque es enriquecedor hacerlo con los demás.

martes, 21 de septiembre de 2010

Las palabras no llegan ni se marchan,
transitan por mi mente aludiendo a que su momento es éste,
y yo no quisiera desplegarlas por los aires.

Innundan mis ideas apropiándose de ellas y me preguntan
¿Si llueve tanto, algún pájaro entrará a la casa para protejerse?
¿Ese rayo fue una foto de mi misma?
¿Cuántas veces puedo decir un nombre sin llamar?

Palabras inapropiadas, impertinentes,
Palabras extranjeras, nacionales y supranacionales


lunes, 23 de agosto de 2010

Para que mientras crezcan sus historias sean más alegres que las que les hacemos vivir.


A las cuatro de la tarde María vuelve de la escuela a su casa, con solo nueve años sabe que es un largo camino, ya son tres años recorriendo tres kilómetros de regreso a su casa. Por la mañana el bus la pasa a buscar, pero en la tarde ya no pasa. Tampoco le importa demasiado, esta tarde se siente muy contenta.

El camino es un sendero largo por el sur de Chile y centro del país Mapuche, ahí transitan muchos niños, se ríen, hacen bromas, comen digüeñes, persiguen queltehues y ayudan a las vecinas con los sacos. Al mirar el cielo y sentir el viento, saben que esa tarde no lloverá, así que el camino entre árboles y praderas con animales serás más agradable.

María piensa en lo que aprendió hoy, hace tiempo que sabía contar, pero hoy descubrió que si juntaba todos los huevos que sus gallinas ponían en la semana tendría 60 huevos, pero además si los reunía en cajitas de doce, tenía 5 cajitas y eso era una división en partes iguales, este proceso le producía tanta curiosidad que quería saber más y más, empezando por conocer qué ocurría si ella ponía sus huevos en cajas de seis, es decir media docena, tendría más cajas, pero serían los mismos huevos. Le fascinaba tanto pensar en estos procesos, comentarlos con su amiga Catalina y distraerse riéndose de José que corría como loco tras un pequeño ternero.

Cuando llegó a la casa encontró a su mamá triste, su mamá nunca estaba triste, todos lo días cantaba y le enseñaba canciones antiguas que entonaba la abuela. La madre la sentó en sus rodillas y le pidió un abrazo, mientras miraban el fogón humeando dijo “ay María, que pena siento, mi hermano, tu tío, el papá de José fue tomado preso hoy en la mañana”, la niña no entendía nada, su tío era un hombre maravilloso y entretenido, siempre los acompañaba en la escuela contando historias del pueblo mapuche, les enseñaba de su cultura y les animaba a hablar mapudungun fuerte y claro. Su tío José era alegre y sabía muchas cosas, había viajado a muchos países del mundo para mostrar qué era ser mapuche y sin duda era uno de los mejores hombres de su comunidad. La madre siguió hablando, “querida hija, no pasarán muchos días en que vengan a ver nuestra casa a revisar nuestras cosas, no tengas miedo, pero verás que vienen con armas en sus manos, no les temas, pero no confíes en ellos, no recibas nada de un huinca camino a la casa, nada hija. Tu tío será juzgado por ser considerado un terrorista”- “Mamá, ¿qué es un terrorista?”- “Hija, un terrorista es aquel que pone en peligro la vida de las personas, aquel que genera terror, mata y golpea a la gente inocente, no sé hija, creo que no he visto terroristas entre nosotros”- “Mamá estás equivocada, yo he visto, si que he visto, la otra vez unos hombres entraron a la escuela y rompieron todo, nos asustaron, nos dejaron en el patio, no sabíamos qué pasaba, sentimos mucho miedo y ese mismo día se llevaron a nuestra profesora ¿te acuerdas el día en nos hizo clases la hermana mayor de Mireya?, yo creo que ellos eran terroristas”.

La madre no habló más, el silencio llenó por completo el fogón y abrazó a las dos mujeres que no querían demostrarlo, pero sentían mucho temor. Aquella tarde María no contó huevos ni los reunió en cajitas, no pensó más en eso sino en su tío, le hizo una carta con un dibujo de él haciendo clases para que se animara en la cárcel y se hizo otro dibujo que escondió bajo su cama, dibujó a unos hombres vestidos de negro con armas y grandes autos que llegaban a su casa, dibujó su casa como una fortaleza, le puso una bandera afuera y deseó que esas gallinas se volvieran en soldados y que ella se volvía un espíritu invencible, quería sentirse protegida porque esa tarde empezaba a sentir terror.

viernes, 20 de agosto de 2010

La profesora etnógrafa

Érase una vez una profesora, alegre y bonachona que quería saber más de sus estudiantes. A menudo se preguntaba por qué a veces estaban tan callados y otras veces tan conversadores, por qué algunos días se reían de sus chistes y otros días la miraban con cara de "eso no es gracioso", por qué esperaban con tantas ansias las notas, por qué no les gustaban los actos, excepto si eran después de las 12 del día, por qué eran capaces de pagar para ir con ropa de color a clase, por qué tenían cuadernos de colores diferentes a los 15 años; la Montserrat pintaba el de Lenguaje con colores alegres, Martín el de Ciencias lo tenía de un verde perfecto, Antonio tenía solamente cuadernos rojos y una lámina de fútbol pegado en el de Historia, bueno también estaban los cuadernos de Verónica que solamente rayaba con un fuerte negro la portada poniendo el nombre de la asignatura, todo se lo cuestionaba y les preguntaba, pero las respuestas eran cada vez más diferentes.
Cuando empezó a ser profesora le decían que nada de eso era importante, pero ella siguió preguntándoselo, y preguntándolo a sus protagonistas...el primer año ante la pregunta de la ropa de color escucho serias respuestas sobre la importancia de mostrar una identidad diferente a la que te hace ver el uniforme, de que los demás vean que te gusta el heavy metal, que te gusta el deporte o que eres muy relajado. El segundo año al preguntar lo mismo le dijieron que lo hacían porque era divertido y además el dinero que se reuniese iba a ser un desayuno para el Hogar de Ancianos cercano, el tercer año la miraron y le dijieron; uds. también vienen con ropa de color.
La profesora sonreía y se acordadaba de cada respuesta pensando que sus estudiantes eran un tesoro y que no quería enseñarles nada, quería aprender de ellos...quizás tampoco quería preguntarles más cosas, quería sentarse en un banquito muy atras de la sala y mirarlos, a ver qué hacían y darle un significado a esas cosas, pensaba que podía incorporarse a la vida escolar de un modo diferente para tratar de captar lo que comunicaban...pensaba y pensaba, hasta que logró hacerlo y luego decidió ponerse a escribir sus investigaciones.

jueves, 19 de agosto de 2010

Del Casal d` estiu

Hace menos de una semana terminó mi primera experiencia de voluntariado en Barcelona, fui voluntaria de comedor de un casal d` estiu. Desde que me inscribí pensaba en cómo sería esa vivencia, ni siquiera sabía con certeza que es un casal d`estiu. Bueno no encuentro una palabra que defina casal en castellano, por un lado es casa, hogar, centro, son muchas cosas, así que la espera fue un constante ilusionarme sobre el qué será.

Las dos semanas como era obvio pasaron volando, entre ordenar cubiertos, servir almuerzos, preparar meriendas se desarrollaron los mejores momentos.

Pude conocer a Neide, Elsa, Flor, Rogelio, Marisa, Sonia, Olga, Teresa y …qué bueno que me puse a escribir, porque ya me olvidé de un nombre. En fin todas ellas eran muy entretenidas, alegres y encantadoras, los niños lo sabían y confiaban mucho en cada una. Escuché sus historias de vida, sus proyectos, sus por qué y sus cómo, aprendí de brujería buena, relatos entretenidos, paisajes, personajes, me fasciné con la vida de cada una y la presencia enorme del país de origen en cada una. Bolivia, México, Santo Domingo, Catalunya, todos países que marcaron la vida de unas compañeras de sueños y trabajos.

Los niños sin duda me emocionaron como hace 10 años o más, siempre hemos dicho que los niños son niños en todas partes, pero qué maravilla descubrirlo, su ingenuidad, búsqueda del juego y diversión, pasión por competir, descubrimiento del mundo y de sus males, los miedos. Recuerdo con alegría y emoción contenida el comentario “siempre eres la primera en ayudarme” o “a ti ya te conozco”, así también el momento en que descubrieron un hombre herido al otro lado de la muralla y entre su asombro revelaron sus mayores miedos.

Me emocionó cada momento y no puedo negarlo u ocultarlo, sencillamente me hace feliz compartir con esos locos que corren, corren y les encanta todo lo nuevo, creen en la gente y esperan que les ayudemos a crecer felices.

Dije que este tiempo era para formarme y en eso estoy.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Dwamen

Después de cortos tres años vuelvo al espacio. Estaba buscando abrir una ventana y ponerme a contar historias, cuentear sobre la vida, la educación, los niños, la gente, los zapatos, los nuevos árboles y flores, hace tiempo que quería hacerlo y volví a donde empecé, aquella vez no dio frutos, supongo que ahora sí, por lo menos el objetivo es más austero.

Quería, deseaba y necesitaba hacerlo y para tantas palabras una sola dwamen en mapudungun, este concepto expresa todos esos significados. No tomé prestada la palabra por moda, es parte de un sentimiento extraño que cala en mi...una forma de decir que soy de allá, de un lugar de mañanas heladas, de gente que trabaja junto con la tierra, cree en la educación y en la familia. Un sentimiento que quizás también se aparecerá por esta ventana.