domingo, 28 de julio de 2013

Cambios en la educación Técnico Profesional chilena

Hace unos días se anunciaron cambios en el actual sistema de educación Técnico Profesional (TP), el cual ha sido históricamente un tipo de educación al cual han accedido jóvenes en situación de vulnerabilidad que por medio del aprendizaje de un oficio buscan acceder rápidamente al medio laboral. Percibir una remuneración ha sido así uno de los objetivos de los jóvenes que permanecen en la educación TP a diferencia de los que se mantienen en el sistema de Científico Humanista, que faculta para la continuación de estudios superiores o trabajos sin necesidad de conocimientos específicos.
Bajo esa misma mirada, el actual gobierno plantea eliminar ciertas especialidades y modificar otras con la finalidad de formar en una línea más acorde a los cambios y necesidades del mercado laboral. Estas modificaciones proponen igualmente otras reflexiones a la luz de la visión gubernamental de "cambiar" aquello que la sociedad -de mercado y civil- han identificado como necesario.
Así, tras conversar en el año 2008 con jóvenes que estudiaban en liceos TP pude comprender que si bien los jóvenes desarrollan habilidades técnicas específicas que evidentemente les ayudan a incrementar los ingresos de sus familias por medio del trabajo informal (es ilegal contratar menores de 18 años) y luego al insertarse en el mundo formal. Existe en los jóvenes un concreto malestar ante la nula consideración de sus intereses, el fomento de habilidades blandas y principalmente por la tendencia de los liceos TP a entregar una formación uniforme que satisface a la empresa, pero que no les da alas para ir más allá de la vida obrera. Los jóvenes percibían en su formación una adecuada solución de problemas para la empresa e industria, pero no para su propio desarrollo. Situación que sigue fuera de la discusión de los cambios que hoy se proponen.
Por eso, debe verse con cuidado el sistema de educación TP en tanto ya existe en Chile la evidencia de una educación que celebra el éxito individual, la segregación social y que se apoya en la desigualdad de oportunidades, así como también en la educación de mercado. No sea que en los jóvenes más vulnerables se vulnere también la oportunidad de salir adelante desde su originalidad más que en lo que el mercado requiere. Para ello hay una forma que aseguraría el cambio desde las necesidades de las personas, la consulta, el diálogo y la visión a largo plazo de la educación. Una visión que respete a las personas y las considere en su presente y futuro, no como meros objetos del cambiante mercado.

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