Un movimiento organizado no depende de las marchas, también depende de nuestra capacidad de transformarnos o reeducarnos a través del otro y seguir haciéndolo.
sábado, 8 de octubre de 2011
Ideas sobre la experiencia de la marcha
Un movimiento organizado no depende de las marchas, también depende de nuestra capacidad de transformarnos o reeducarnos a través del otro y seguir haciéndolo.
jueves, 22 de septiembre de 2011
Los aprendizajes son aquello...
... por medio de lo cual un ser se reposesiona de los interrogantes fundacionales de la cultura para acceder a las respuestas elaboradas por sus predecesores y atreverse a dar las suyas (Meirieu, 1997: 80-81) o conversaciones en el café del Instituto.
Hoy cuando ya me iba del Instituto al cual asisto para hacer mi investigación sobre Participación Juvenil en Instituciones Educativas de Secundaria, me detuve a tomar un café con uno de los profesores que entrevistaré prontamente, mientras charlábamos sobre el tema de mi estudio se comenzó a acercar un chico con cara de angustia, él profesor le preguntó que si se había levantado tarde porque tenía una cara terrible, tras algunos gestos, le preguntó directamente que en qué andaba. El chico dijo que estaba viendo qué hacer para seguir estudiando tras haber terminado el colegio.
Desde ahí en adelante la conversación se concentró en escudriñar que había hecho y cómo lo había hecho, el profe obtuvo pocas respuestas, pero el lenguaje no verbal del chico mostraba claramente que el tema lo tenía complicado, que si no estudiaba pronto, no tenía que hacer en el día, por lo menos durante tres meses y que no encontraba la plaza/cupo que quería.
Un par de consejos más tarde, la pericia del profesor y la entrega del joven estaban en la mesa, se plantearon desde cosas muy profundas como la voluntad, el empeño, el sentido del esfuerzo físico y el académico, la experiencia propia del profesor en estos temas, hasta cosas más prácticas como aprovechar las oportunidades culturales (conocer varios idiomas), la importancia de mostrar interés a través de cartas, mails, llamadas por teléfono, tejer redes, etc. De repente la charla se vió interrumpida cuando sonó el timbre en el Instituto y el café comenzó a llenarse de estudiantes y profesores. Así en un tiempo y tras un apretón de manos el joven se marchó.
Cuando lo vi irse, comencé a pensar en qué había pasado...el chico quiso ir a buscar esas ideas a un lugar donde lo conocían, quiso conversar el tema y escuchar, mostró sin miedo su angustia y sus temores, aceptó ser cuestionado y reflexionar con otros sobre su futuro y su presente. El joven tomó un conflicto personal y lo llevó al diálogo con una persona que conocía, que le era próxima y que lo guió sin obligarlo a hacer algo, el profesor lo orientó, le expuso las fortalezas que poseía y lo inspiró a seguir. Quizás el chico haya tomado una decisión, puede ser que no, ahora viene la segunda parte de lo que definió Meirieu como aprendizaje; atreverse a dar respuestas propias.
Como espectadora me quedo con la sensación de que el aprendizaje puede ser la definición de Meirieu, lo que se vivió en media hora y por sobre todo la importancia de la relación entre profesor- estudiante, en la cual más allá de lo concreto que los vincula o vinculó en un aula, se pueden trazar las bases que permiten el diálogo franco sobre la vida, un diálogo que finalmente ayuda a que ambos se reconstruyan al encontrarse en las incertidumbres y certezas del otro.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Y septiembre será primavera...
lunes, 29 de agosto de 2011
Lo dijo Parra en su última clase...
sábado, 27 de agosto de 2011
Breve comentario sobre la crisis de la educación chilena
A Santiago los boletos
miércoles, 27 de julio de 2011
(...)
sábado, 9 de julio de 2011
Pablo Milanés
La vida no vale nada
si no es para perecer
porque otros puedan
tener lo que uno disfruta y ama.
La vida no vale nada
si yo me quedo sentado
después que he visto y soñado que en todas partes me llaman.
La vida no vale nada cuando otros se están matando y yo sigo aquí cantando cual si no pasara nada.
La vida no vale nada si escucho un grito mortal y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga.
La vida no vale nada si ignoro que el asesino cogió por otro camino y prepara otra celada.
La vida no vale nada si se sorprende a otro hermano cuando supe de antemano lo que se le preparaba.
La vida no vale nada si cuatro caen por minuto y al final por el abuso se decide la jornada.
La vida no vale nada si tengo que posponer otro minuto de ser y morirme en una cama.
La vida no vale nada si en fin lo que me rodea no puedo cambiar cual fuera lo que tengo y que me ampara.
Y por eso para mí la vida no vale nada.
viernes, 1 de julio de 2011
Principio de solidaridad
Algunos estudiantes cantan en Chile “la educación es mía, me la quieren quitar, porque mi papá no la puede pagar, porque mi mamá no la puede pagar…”, en medio de un país con amplias protestas, con petitorios estudiantiles profundos y transversales que invitan a cambios de fondo en un sistema educativo de una gran desigualdad, un canto que parece parte de la protesta permite ir un poco más allá, nos permite movernos a lo más duro de la realidad educacional chilena.
No se necesitan grandes estadistas para reconocer que es cierto que los jóvenes logran estudiar a través del endeudamiento, que las becas no son suficientes y que no cubren las necesidades reales de un estudiante o de su familia, es tristemente verdadero que la educación superior en mi país está solamente al alcance de algunos pocos que pueden pagarla y disfrutarla o de quienes tienen el valor o la ingenuidad de empezar a estudiar sabiendo que deberán durante años una cantidad de dinero similar a lo que costaría una casa, pagando siempre de a poco y manteniéndose por décadas endeudado.
Sin desmerecer estas verdades quisiera cruzar la calle, imaginar que voy en una protesta e intentar dar la vuelta a la manzana corriendo para mirar desde la otra cuadra esta protesta, esta manifestación de jóvenes entre 13 y 27 años, ver a los profesores del Colegio de Profesores (que están tan viciados como las políticas educativas), a las mamás y papás que van con ellos, pero mirar sobre todo a los que no están caminando, a quienes están mirando como yo.
Identifico a mis amigos, a mis compañeros de curso, de la Universidad, de voluntariados, sí sé quienes son, son jóvenes profesionales, con trabajo y un ingreso que supera los 400.000, quizás no son tan jóvenes ni tan profesionales, pero ya están fuera del sistema universitario, están trabajando o comenzando a cursar un magíster, quizás no pudieron entrar a una universidad o a un instituto, pero son personas ingeniosas que con esfuerzo hicieron una empresa o consiguieron un empleo, todos están trabajando para hacer de Chile un país mejor.
En este momento suena una chicharra que avisa ¡mentira! la verdad es que de las personas que están fuera del sistema educativo son muy pocos los que desean que las cosas cambien de verdad, puede ser que lo deseen, pero no se manifiestan dispuestos a aceptar políticas que signifiquen un impuesto individual mayor para mejorar la educación pública, no desean participar en sus barrios o en los colegios de sus hijos para construir una nueva idea de sociedad. Muchos creen que todas las demandas sociales las debe pagar el cobre o simplemente que el gobierno es tan de derecha que no se puede pensar en algo mejor, muchos de los jóvenes no tan jóvenes, profesionales no tan profesionales, creen que el dinero que ganan es su sueldo, el fruto de su trabajo y que es para vivir mejor que sus padres, mejor que sus abuelos, para que sus hijos puedan estudiar en mejores colegios, en un barrio más lindo.
A ver si nos suena esta mirada, porque creo que está en la mente de mucha gente, sin duda cuando exista un principio de solidaridad que facilite entender a todos que la educación es un derecho pero no individual si no que es un derecho para el desarrollo de las comunidades, desde el pueblo al continente, quizás ahí las marchas se transformen en mesas de trabajo, en asambleas intergeneracionales, en proyectos, en colaboración, mientras tanto seguiremos pensando que el fruto de la educación es el bienestar personal y todos cantaremos "la educación es mía, me la quieren quitar” esperando que el gobierno de turno inicie una propuesta, inyecte recursos y nosotros podamos seguir con lo "nuestro".